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Te contamos todo sobre la erupción volcánica en Canarias

Somos testigos de un capítulo más en el libro de Canarias.

Las noticias sobre el volcán que ha surgido en la zona de Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, están dando la vuelta al mundo.

Las espectaculares imágenes de la columna de ceniza y de las coladas de lava bajando por las laderas hasta el mar y haciendo crecer la superficie de la isla, han despertado simultáneamente emociones de asombro, inquietud, tristeza y maravilla.

Imagen de la erupción del volcán de La Palma
Imagen de la erupción volcánica en La Palma.

 

Este es solo otro episodio de la historia geológica de Canarias

Las Islas Canarias son 100% volcánicas. Se han ido construyendo, erupción volcánica tras erupción volcánica, capa tras capa, desde el fondo del océano. Los territorios más antiguos, que ahora constituyen Fuerteventura y Lanzarote, consiguieron asomar su cabeza sobre las olas hace unos veinte millones de años, y las islas más nuevas, como La Palma, hace aproximadamente dos millones.

Solo en los últimos milenios estas erupciones volcánicas han perturbado la vida de las personas, ya que se estima que las poblaciones aborígenes llegaron a las islas hace un par de milenios.

Los volcanes son a la vez mecanismos de construcción y de destrucción

El volcanismo es el ingeniero que ha levantado los edificios de cada isla canaria, creando paisajes tan espectaculares como el del Parque Nacional del Teide en Tenerife o el del Parque Nacional de Timanfaya en Lanzarote, donde el origen volcánico es evidente, pero también son de material volcánico las montañas cubiertas de bosques, los barrancos excavados por las lluvias y las playas de arena negra.

Familia disfrutando del paisaje volcánico del Parque Nacional del Teide
Familia disfrutando del paisaje volcánico del Parque Nacional del Teide desde el sendero al Mirador de Pico Viejo.
En la actualidad, las erupciones volcánicas son muy poco frecuentes, más o menos las contamos a dos por siglo.

No obstante, al ser unas islas tan ampliamente pobladas, cada vez es mayor la posibilidad de que los ríos de lava devasten zonas de cultivo, infraestructuras e incluso poblaciones en las que hay que volver a empezar de cero, como está ocurriendo con el volcán de Cumbre Vieja en La Palma.

La explicación de las erupciones volcánicas está escondida a kilómetros bajo tierra

Bajo las islas existen cámaras magmáticas, que son bolsas de magma de distintos tamaños y a diferentes profundidades, como grandes calderos donde se cocinan los ingredientes minerales que forman el magma. Según va pasando el tiempo, el potaje magmático se va transformando, la temperatura va disminuyendo y se forman algunos minerales que, ya sólidos, caen al fondo del caldero.

Como resultado, cambia el aspecto de la mezcla. Por eso, aunque todo el territorio canario es volcánico, en cada lugar y en cada momento han surgido magmas (potajes) concretos, dando lugar a las más variopintas texturas y colores.

Esquema de un cono en una erupción volcánica
Esquema de un cono volcánico.

Pero ¿de dónde proviene este magma?

Nuestro planeta es aún una bola incandescente que no ha terminado de enfriarse

Debajo de la apariencia de planeta sólido y estable, se esconde la verdadera naturaleza fogosa de la Tierra.

Vivimos sobre una fina corteza enfriada que representa solamente un 1% del volumen del globo terráqueo. Esta capa puede medir entre 20 y 70 kilómetros de grosor según los lugares. Como si se tratase de una enorme naranja girando en el espacio, debajo de la cáscara hay un corazón líquido compuesto por el magma.

En determinadas situaciones de aumento de presión, el magma asciende hacia la corteza terrestre, formando las cámaras magmáticas y cuando la presión aumenta aún más, el magma busca su salida hacia el exterior a través de los lugares más débiles. Y es ahí donde aparecen las zonas de volcanismo activo, como en la reciente erupción volcánica de La Palma.

Las Islas Canarias son una de esas zonas geológicamente dinámicas del planeta, aunque los sucesos como el que estamos viviendo, con el volcán Cumbre Vieja, son muy poco frecuentes y separados por varias décadas de tranquilidad.

En el archipiélago canario los centros con mayor actividad se han ido desplazando de Este a Oeste a lo largo del tiempo y es posible que en un futuro lejano nazcan nuevas islas al occidente de las actuales, mientras que otras desaparecerán por la erosión bajo las olas.

Los volcanes avisan y el que avisa no es traidor

Afortunadamente, las erupciones volcánicas no empiezan súbitamente y sin anuncio previo.

La ciencia y la tecnología están al servicio de la detección precoz, con sistemas muy sensibles de registro de los pequeños movimientos sísmicos y cambios en las emanaciones gaseosas que nos alertan ante la posibilidad de una nueva erupción volcánica. Así, en La Palma, los temblores y deformaciones del terreno hicieron que se pusiera en marcha un plan de emergencias que ha funcionado con gran éxito.

En Tenerife, y especialmente en el Parque Nacional del Teide, también existe una red de estaciones de seguimiento de los movimientos sísmicos y de las emanaciones gaseosas que detectaría cualquier cambio de presión con suficiente antelación para garantizar la seguridad de las personas.

El Parque Nacional del Teide es un lugar excepcional para disfrutar de la variedad de formaciones y materiales volcánicos

El Parque Nacional del Teide atesora una colosal variedad de materiales y formaciones volcánicas.

Su extraordinaria colección de fenómenos volcánicos es una de las razones por las que la UNESCO lo ha declarado Patrimonio Mundial.

La propia montaña del Teide está formada por una sucesión de erupciones volcánicas diferenciadas, pero que surgieron en el mismo punto, levantando lo que se denomina un estratovolcán, es decir, un edificio volcánico formado por sucesivas capas de lava a lo largo del tiempo.

El teleférico es una cómoda opción para ascender por su ladera y alcanzar la zona conocida como La Rambleta. Este lugar constituye el anterior cráter del Teide, antes de que una nueva capa de este estratovolcán formara el cono terminal actual, hace tan solo un milenio.

En un corto paseo a más de 3000 metros de altitud se pueden descubrir diferentes texturas y colores de rocas, además de percibir el olor azufrado de sus fumarolas, que nos recuerdan que el volcán tiene restos de actividad.

Visitar el Teide es una oportunidad para contemplar, tocar y oler un volcán dormido, teniendo la tranquilidad de que hoy no va a despertar.

Artículo redactado por María Mengual, consultora y divulgadora de nuestro patrimonio.

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