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La miel de Las Cañadas del Teide: un manjar autóctono

El Parque Nacional del Teide es un paraje único en el mundo que oculta muchas historias que desconocemos.

Una de ellas es la de Juan Jesús Ramos, apicultor y presidente de la Asociación de Apicultores de Tenerife (APITEN), quien logró que se reconociera la denominación de origen protegida (DOP) de la miel del Teide, un producto único que solo se desarrolla en la cumbre de Las Cañadas.

Entrevista completa a Juan Jesús Ramos

Te presentamos la entrevista completa de este apasionado apicultor. ¡Descubre una tradición muy dulce que aún se conserva en el Parque Nacional del Teide!

Juan Jesús Ramos: su historia

Ramos explica que trabajar en un espacio natural protegido que, además, es patrimonio de la humanidad es “una suerte” que no todo el mundo tiene; de hecho, el apicultor rememora su primera toma de contacto con el Teide trasladándose más de 40 años atrás, cuando tenía en torno a seis años y acompañaba a su padre junto al ganado para pastorear en el Parque Nacional.

Los dragos y pinos son algunos de los primeros recuerdos que Ramos vincula con la naturaleza del parque, época en la que también presenció el tamaño pequeño de los arbóreos, cuando se repobló la corona forestal con pinos que hoy alcanzan más de 50 metros de altura, algo que admite que le parece “curioso” por cómo han crecido.

La figura de su abuelo, que era apicultor, podría decirse que fue uno de los factores que influyeron su entrada al mundo de la apicultura, pues le contaba a su nieto sobre las abejas, unos insectos que ya desde niño le “llamaban la atención” y por eso iba constantemente a verlas, a pesar de que le advertían de que podrían a picarle.

En ese sentido, curiosamente Ramos señala que, sin duda, le tuvo que haber “picado una abeja” para dedicarse a una profesión como la apicultura. Al describir el oficio con sus palabras, estas denotan el profundo cariño de Ramos por cómo empezó a practicarlo e ir al Teide “a subir colmenas, llevarlas o moverlas”.

Abeja en el Parque Nacional del Teide
Abeja en la flor de la retama del Teide

Asimismo, sus conocimientos de la apicultura son algo que le gusta inculcar y “trasladar a los jóvenes que van comenzando”.

Por ello, trata de transmitir todos los conocimientos adquiridos por su abuelo, su padre y él mismo para desarrollar una actividad que es rentable, aunque también complicada por la dependencia del clima.

En cuanto a esto, Ramos indica que se han dado malas cosechas como consecuencia de la “escasez de lluvias y pocas nevadas”, así como un “descenso en la floración autóctona del Parque Nacional por no haber pastoreo que limpie y que haga que la retama germine; por otro lado está el cambio climático, que es otra gran realidad”.

Sin embargo, Juan Jesús valora algunas de las ventajas que tiene trabajar en la apicultura y, concretamente, en la naturaleza como, por ejemplo, el trabajo al aire libre en el campo, recolectar diferentes mieles de plantas endémicas como “tajinaste, retama, alelí, malpica, poleo”, lo que califica como un “privilegio”, así como estar con sus colmenas en el Parque Nacional del Teide.

Juan Jesús Ramos, apicultor del Parque Nacional del Teide
Juan Jesús Ramos, apicultor del Parque Nacional del Teide y presidente de la Asociación de Apicultores de Tenerife (APITEN)

Las mieles del Teide, un producto único y especial

Para Ramos, la apicultura que se realiza en el Teide es muy peculiar por desarrollarse a “más de 2000 metros de altura y contar con un nivel de humedad bajo, donde no hay ningún tipo de contaminación”.

A su vez, apunta que estas mieles cuentan con el “valor añadido” de la riqueza floral de las plantas endémicas que hay dentro del Parque Nacional, lo que da lugar a “trece tipos de mieles monoflorales” que además pasan muchos controles de humedad y análisis polínico, entre otras pruebas, para cerciorarse de su calidad y acabar siendo marcadas “con la contraetiqueta de la DOP Miel de Tenerife”.

Se trata de unas mieles que poseen unas “particularidades organolépticas” que las diferencian de otras, lo que no implica, declara Ramos, que haya que desmerecer a las demás, sino que cada miel es diferente por la “floración que hay en cada lugar”.

De toda la variedad de mieles que se producen en el Teide, a Ramos le “encanta” la de tajinaste, una muy “buena para endulzar infusiones, té o una manzanilla”, pues no altera el sabor y es un tipo de miel “muy fina y delicada”.

En cualquier caso, estima oportuno que los consumidores “hagan acopio” de las mieles monoflorales que estén certificadas con la garantía de la denominación de origen, porque “su producción es muy limitada”.

Por último, el apicultor expone que si esta profesión le gusta a quien la practica, no se siente el “agotamiento”, por la satisfacción que supone trabajar en ello, y bromea con que, a lo mejor, al llevar a los asentamientos a quienes sienten curiosidad por este mundo, les acaba pasando como a él y “les pica una abeja” para que se dediquen con tanta pasión a la apicultura.

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Porque es tiempo de consumir local para salir más fuertes y unidos de esta situación.

 

 

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