La vulcanología es una rama dentro de la geología que se encarga de estudiar y comprender fenómenos naturales como las erupciones volcánicas, géiseres, fumarolas, sus causas y consecuencias.
Víctor Melo, presidente de la Asociación Volcanes de Canarias y docente, trata mediante la divulgación que algunos de estos términos que pudieran sonar desconocidos tengan una explicación clara para quienes no estén familiarizados con la materia volcánica.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Melo afirma que desde la costa de Armeñime, su pueblo natal, podía divisar el Teide, por el que ya sentía curiosidad y fascinación siendo un niño. Comenzaría a conocerlo de cerca en sus primeras visitas al Parque Nacional, junto a sus padres, sobre todo en las ocasiones en que el parque estaba nevado.
Rememorando esa primera toma de contacto, Melo narra lo “impresionado” que se sintió al contemplar aquel volcán tan de cerca. Un volcán que, según explica, ante los ojos de un niño puede “sobrecoger”.
Como adulto, no sería hasta la activación volcánica que tuvo lugar en Tenerife en 2004 cuando comenzó a realizar actividades vinculadas al Parque Nacional, muy centradas en el aspecto divulgativo y en comprender el paisaje volcánico.
Todo se debió a que, por aquel entonces, no existía ningún lugar donde consultar la información volcánica, aparte de la web del Instituto Geográfico Nacional, según explica Melo. Por ello se acabó organizando con un grupo de personas y crearon un foro llamado “Todo Geología Tenerife”, donde volcaban información relativa la cultura volcánica para que cualquier ciudadano pudiese disponer de ella.
Tras ello constituyeron la asociación que hoy preside y, gracias a la colaboración que mantienen con diversos grupos científicos, Melo expone que pueden trasladar una información “lo más científica posible y útil para la ciudadanía”.
La labor que desempeña la Asociación Volcanes de Canarias se basa, fundamentalmente, en la “educación” a través de este tipo de conocimientos, sobre los que también organizan actividades y conferencias.
Esta tarea divulgativa se hace “altruistamente”, indica Melo, pues lo que les repercute es “la parte humana, cuando ves a la gente agradecida” por haberles mostrado cómo funcionan los fenómenos vulcanológicos.
Cuando se produjo la erupción de El Hierro, por ejemplo, recibían mensajes de personas con miedo por los temblores, pero rápidamente les explicaban el origen de estas manifestaciones volcánicas; de hecho, los estudios que se han realizado dicen que “de cada cien intentos de erupción, solamente diez llegan a la superficie”.
En ese sentido, Melo describe que cuando se percibe actividad sísmica de origen volcánico es porque “hay rupturas en el magma”, pues está “intentando salir” y cada vez que rompe un poco de roca “se produce el temblor que luego es percibido como terremoto”.
Dado el origen volcánico de Canarias, desde la asociación están constantemente pendientes de los cambios que se puedan producir en la actividad sísmica para, posteriormente, consultar a “las fuentes científicas” si ese cambio es importante, y tras tener la información la comunican a través de sus redes sociales, siempre “desde un punto de vista divulgativo”.
El Teide es para Melo uno de los volcanes “mejor vigilados del mundo”, porque, entre otras cuestiones, cuenta con una red de vigilancia volcánica “potente”, que controla diferentes aspectos como los movimientos, a través de sismógrafos y de sensores que permiten determinar la deformación del suelo, e incluso el análisis geoquímico de las aguas subterráneas, con el que se estudia cómo han variado las propiedades de las aguas.
Todo ello permite determinar si la actividad volcánica de un lugar está cambiando.
Existen muchas curiosidades e historias desconocidas sobre el Parque Nacional. Melo narra que, según los estudios de geología llevados a cabo, antes que el Teide hubo otros tres grandes volcanes en la Isla.
En la zona del llano de Ucanca había un gran volcán que creció mucho, colapsó y formó una caldera. Se repetiría el proceso en la zona de Guajara, donde creció un segundo volcán, y en la zona próxima al Portillo, donde se habría repetido ese ciclo nuevamente.
Por último, está el Teide, que “no siempre ha estado ahí”, pues sería el cuarto gran volcán que creció en la zona central de Tenerife y que, en términos geológicos, es un “bebé de 180.000 años de edad”.
En conclusión, Víctor Melo destaca que el Teide “no tiene nada que envidiar” a otros grandes volcanes del mundo porque, además, para los geólogos que lo estudian es “un libro abierto”, y de ahí que muchos alumnos y estudiosos quieran venir a aprender de estos “libros de piedra” que ofrece el Teide.